Compilación/Fuente - Anglo Hispanic Press - geocitiesPRESS - Las revelaciones sobre los tejemanejes millonarios del rey emérito cada vez adquieren una mayor dimensión, sólo comparable con el estupor de la sociedad española ante la inacción de nuestra Justicia, sólo aceptada por un grupo minoritario poderoso casualmente vinculado a la monarquía.
Al tiempo que tanto desde la Agencia Tributaria como de nuestra sistema judicial se arrastra los pies para juzgar de una vez por todas a Juan Carlos de Borbón -que inexplicablemente continúa ostentando el cargo de rey emérito-, la justicia británica podría adelantarse y juzgarlo tras las denuncias por acoso de Corinna Larsen, lo que todavía sería más humillante para nuestro poder judicial, cada vez más cuestionado.
El entramado de evasión de capitales por medio de los llamados "Los Albertos" vuelve a poner de manifiesto la absoluta impunidad con que actuaba el monarca y cómo se jactaba de ello entre su círculo de amigos millonarios y cómo éstos no son de mejor ralea que él. Conocer el modo en que el mismo Gobierno de Aznar dio su bendición a la cesión discreta al Borbón de paquetes de acciones de empresas públicas que privatizó -como Endesa, que bien nos pesa hoy con el precio de la luz- vuelve a evidenciar cómo se repartían el botín de España unos pocos en detrimento de la ciudadanía, cómo se abría así la espita de enchufes para sus allegados, incluido Urdangarín en Telefónica cuando Juan Carlos lo quiso enviar a Washington porque ya conocía los delitos de su yerno por los que terminaría dando con sus huesos entre rejas.
El asunto va más allá de la evasión de capitales, desvelando fuentes de ingresos que obtenía por su papel de mediador entre empresas privadas y gobiernos como los de Argentina y Uruguay, por ejemplo.
Mientras el lobby monárquico nos vendía al Borbón como embajador de aquello que llamaron Marca España -que lideró y no por casualidad, Carlos Espinosa de los Monteros, padre del portavoz del grupo parlamentario de Vox en el Congreso-, él y sus amigos poderosos se llenaban los bolsillos, siempre bajo presunción.
La lista de revelaciones que se han venido publicando en los últimos años, incluidas las referidas a las ventas de armas, y el reciente descubrimiento que el Borbón, utilizo supuestamente una cuenta activa por 10 millones de euros en la isla de Jersey se hacen absolutamente incomprensible que la Justicia española no actúe de manera tan natural como debería actuar.
Ni se entiende su inacción ni la sobreprotección que PSOE y PP ejercen en torno al monarca, dando la sensación, sino constatando, que sus tejemanejes eran tan conocidos por estos partidos como lo era el famoso 3% de Catalunya en la era Pujol quien también tenía negocios aparentemente con el emérito.
Culminando la tormenta perfecta de despropósitos, entre en juego Corinna Larsen y su denuncia por acoso al Borbón y al mismo CNI, solicitando incluso una orden de alejamiento.
Aunque nadie podría imaginar que un tribunal británico terminará sentando en el banquillo al Borbón antes que nuestra Justicia, porque simplemente es algo improbable por cuestiones no sólo de jurisdicción, sino porque la justicia no es igual para todos y los mecanismos monárquicos ya están activado para evitar esa escena.
Sin embargo, el daño ya está hecho. No se trata únicamente del desprestigio del emérito y de la misma Corona -algo que a estas alturas no nos coge por sorpresa-, se trata del desprestigio de nuestra misma democracia y el sistema de derecho español que blinda cualquier tipo de despropósito para quien tiene una Constitución hecha a su medida y a la medida de sus presuntos fraudes y delitos.
Lo insólito es que los jueces y los políticos continúan protegiendo a quien ya ha admitido que actuó ilegalmente, aun después de su abdicación. Otra inmunidad inventada que goza con título también inventado sobre el momento como el de emérito que está dañando gravemente la confianza que millones de españoles al Estado de Derecho, una confianza que se tardará años en recuperar o bien quedará sepultada, como sepultado esta el poeta universal García Lorca, asesinado en el franquismo sin que nadie se haya ocupado de encontrar su cuerpo, especialmente si la estrategia que se lleva a cabo es marcarse un efecto Pinochet, esto es, que el Borbón fallezca antes de ser juzgado o sentado en el "banquillo", y encima, los lacayos de toda la vida, le dedicaran un funeral de Estado a toda fanfarria al "comisionista" y virtuoso por "ir de putas". Como para vomitar.
Héctor Mario Fiocca
No hay comentarios:
Publicar un comentario
FORO DE DEBATE Y DISCUSIÓN